miércoles, 4 de julio de 2007

Ermyntrude & Esmeralda



Se me ha olvidado decirte que cuando estaba abrazándome sentí que la cosita se me alegraba tanto que no sabía qué hacer excepto abrazarlo a él, lo cual hacía que se pusiera aun peor.

Lytton Strachey cuenta cosas cochinas y eso significa que en Bloomsbury no todo era derrotista y autocruel.
La asfixia, el dolor, las piedras en el bolsillo en dirección al río.
Mentes en disfunción.
Dios los cría y ellos se juntan.

Pero de repente la línea negra se desvía y la risa subversiva entra en acción.
Las dos caras de la misma moneda.
¿Quién no se descojonó en un velatorio?
El sexo como breve comentario punk.
La excusa perfecta para tomarse un descanso (es agotadora tanta continuidad).

Después, el ruido del agua deja claro que el río sigue ahí. Por si acaso se te ocurría olvidarlo.

- ¿Te preocupa que se me queme el pelo, Henry?
- Que si me preocupa, señorita? Preferiría que me arrancaran las orejas, señorita, antes de que le ocurriera nada a su cabello.

1 comentario:

Nene Tonto dijo...

Dios los cría, el viento los junta y el mundo estalla...
Y vaya si la gente se juntaba en el Bloombsbury (o eso decían las malas lenguas)